El día 16 de marzo se cumplio el 216 aniversario del nacimiento de una botánica y fotógrafa tan especial como desconocida. Un buen momento para contar la historia detrás de sus fotografías.
Tal día como hoy de 1799 nació un personaje histórico de la fotografía. La botánica inglesa Anna Atkins escribió una de las páginas más destacadas de la fotografía gracias a sus innovadores métodos de trabajo.
El interés de Atkins por la fotografía surgió de improviso a través de un amigo de su padre, el inventor del calotipo, William Henry Fox Talbot. "Cultivó diferentes géneros a través de seis obras durante una década" El calotipo era un método fotográfico basado en la exposición a la luz de un papel tratado con nitrato de plata y ácido gálico, que posteriormente se revelaba y se fijaba con hiposulfito sódico. Un invento revolucionario que impresionó a Children y a su hija, cuando Talbot les envió varias fotografías. Éstos decidieron adquirir una cámara y realizar varias pruebas, pero finalmente se decantaron por otro sistema para fotografiar sus plantas: el cianotipo.
Tiempo después de experimentar con el calotipo, el astrónomo Sir John Frederick William Herschel presentó una nueva técnica fotográfica muy llamativa. Denominado cianotipo, el procedimiento consistía, de forma simplificada, en recubrir el papel con una mezcla de dos compuestos –citrato de amonio y hierro y ferrocianuro de potasio- y exponerlo al sol, obteniendo un resultado muy llamativo: una fotografía de color azul turquesa. El nuevo invento era más simple y barato que el calotipo, por lo que Atkins no dudó en aplicarlo a su gran pasión. A partir de entonces y durante más de una década, la botánica documentó cientos de especímenes botánicos a través del cianotipo y llegó a publicar varias obras, entre las que destaca su obra maestra: British Algae: Cyanotype Impresssions. El problema era que este tipo de libros no se podían reproducir en una imprenta, así que Atkins tenía que hacer cientos de copias de cada fotografía para repartir entre todos los libros. Aunque sabemos que trató diferentes géneros a través de seis obras fundamentales, en la actualidad sólo se conservan 17 ejemplares, algunos de ellos con un valor superior a los 300.000 euros en el mercado del arte.
Anna Atkins no pasó a la historia por inventar una nueva técnica fotográfica, sino por ser la primera en sacarle provecho en una disciplina tan dispar como la botánica. Tal día como hoy de 1799 nació un personaje histórico de la fotografía. La botánica inglesa Anna Atkins escribió una de las páginas más destacadas de la fotografía gracias a sus innovadores métodos de trabajo.
El interés de Atkins por la fotografía surgió de improviso a través de un amigo de su padre, el inventor del calotipo, William Henry Fox Talbot. "Cultivó diferentes géneros a través de seis obras durante una década" El calotipo era un método fotográfico basado en la exposición a la luz de un papel tratado con nitrato de plata y ácido gálico, que posteriormente se revelaba y se fijaba con hiposulfito sódico. Un invento revolucionario que impresionó a Children y a su hija, cuando Talbot les envió varias fotografías. Éstos decidieron adquirir una cámara y realizar varias pruebas, pero finalmente se decantaron por otro sistema para fotografiar sus plantas: el cianotipo.
Tiempo después de experimentar con el calotipo, el astrónomo Sir John Frederick William Herschel presentó una nueva técnica fotográfica muy llamativa. Denominado cianotipo, el procedimiento consistía, de forma simplificada, en recubrir el papel con una mezcla de dos compuestos –citrato de amonio y hierro y ferrocianuro de potasio- y exponerlo al sol, obteniendo un resultado muy llamativo: una fotografía de color azul turquesa. El nuevo invento era más simple y barato que el calotipo, por lo que Atkins no dudó en aplicarlo a su gran pasión. A partir de entonces y durante más de una década, la botánica documentó cientos de especímenes botánicos a través del cianotipo y llegó a publicar varias obras, entre las que destaca su obra maestra: British Algae: Cyanotype Impresssions. El problema era que este tipo de libros no se podían reproducir en una imprenta, así que Atkins tenía que hacer cientos de copias de cada fotografía para repartir entre todos los libros. Aunque sabemos que trató diferentes géneros a través de seis obras fundamentales, en la actualidad sólo se conservan 17 ejemplares, algunos de ellos con un valor superior a los 300.000 euros en el mercado del arte.
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